"Noooo, no es amarillaaaaa, es amayaaaaa!!!!", es lo que tenía que repetir y repetir en mi infancia a los niños que no sabían pronunciar mi nombre...
Ahora sí soy amarilla, pero de cinturón, tras un divertido examen en el que mis compañeros medían menos de la mitad que yo. (Obsérvese al niño de en medio con cinturón amarillo)
En mi último día estuve planteándome llevar bolsitas de chuches...