Este es el barrio de Santa Lucía en Maracaibo, con luces, casas de colores y bares entrañables atestados de gente. Detrás de la mata de pelo, nuestra anfitriona gringa Stacey, más maja ella...
Un fin de semana completito, bailando salsa, bailando salsa en el Stella, al soooon del ritmo sabrosóooon , de concierto, de cumpleaños de unos amigos espontáneos, que resultaron ser los gemelos olvidados de ¨Chino y Nacho¨ y paseo a la orilla del lago Maracaibo, que más bien parece un mar.
En la parada en la estación de servicio del viaje de ida, entré con cara de pena en una tabernilla a ver si me dejaban usar el baño. La señora me dijo, ¨no hay¨, creí que me estaba mintiendo y me pareció una antipática, hasta que, para mi sorpresa, salió de la barra y me dijo, ¨pero no te preocupes que te acompaño al edificio en obras de al lado y te tapo¨. Jamás vi cosa igual, y sin consumir!!!
En el viaje de vuelta fuimos torturadas desde las 3 hasta las 6 de la mañana con un aire acondicionado atroz y música salsera a tope para evitar que el conductor se durmiera. Ni las bolas de papel higiénico incrustadas en los oídos, ni toda la ropa del fin de semana colocada en capas superpuestas pudieron salvarnos del castigo.
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