Una de nuestras excursiones por la Gran Sabana, con nuestro perro acompañante, que nos vio perdernos una y otra vez por bosques llenos de zarzas cortadoras (nos quedamos todas sin poder llevar falda para una temporada...)
Aquí la recompensa que nos esperaba a la vuelta, el pozo Esmeralda, (por su color verde) donde nos lanzamos desde las rocas, nos frotamos la roña (y limpiamos las heridas de las cortadoras) y disfrutamos del río al más puro estilo Pocahontas.
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